Vamos a descubrir cómo la pintura clásica puede llegar a cobrar vida de la manera más sorprendente. Suena la música, se levanta el telón y se descubre una obra de arte magnífica, pero con una gran diferencia. Los personajes del cuadro son verdaderos. No pestañean, apenas respiran; es muy difícil cree que están hechos de carne y hueso y no son pintura.
Estamos hablando de la ilusión poderosa que se crea en el ‘Pageant of the Masters’ – El espectáculo de los maestros– un festival de arte que tiene lugar en Laguna Beach, California, todos los veranos. Su principal reto es traer a la vida algunas de las más importantes y famosas obras de arte mundial.
Voluntarios de la localidad buscan disfraces, maquillaje e iluminación para recrear obras maestras como por ejemplo ‘The Last Supper’ –La última cena– de Leonardo Da Vinci y el techo de la capilla Sixtina de Michelangelo Buonarroti, conocido en español como Miguel Ángel. El primer festival de artes se organizó en 1933 con la ayuda de una artista local llamada Lolita Feris. Lolita convenció a la gente del pueblo de que se disfrazasen, desfilasen por las calles y finalmente se sentaran detrás de un marco de tamaño grande para recrear pinturas famosas.
Dos años más tarde se encargó de la organización un hombre de negocios, Roy Raab. Al mejorar bastante la calidad del festival llegó a conocerse como el padre del ‘pageant’. Desde esta época hasta hoy en día, más de un cuarto de millón de personas han entrado al anfiteatro para ver el ‘pageant’ que consiste en 90 minutos de pinturas vivientes acompañadas por música en directo, canciones además de narraciones. El espectáculo que ahora forma parte de un gran festival del arte se celebra todos los veranos con un tema distinto cada año.
Hablamos con un voluntario, Anthony, que ha participado como Jesucristo en The Last Supper durante muchos años. Su mujer ha tenido el papel del apóstol John varias veces y hay que destacar el hecho de que distintas mujeres han actuado como John en el ‘pageant’ antes de que el autor Dan Brown sugiriese que el apóstol querido fuese una mujer en su libro The Da Vincii Code. Debe ser muy difícil mantenerse quieto tantas horas. Anthony nos comenta que intenta respirar poco profundo y no pestañear. Suele fijar la mirada en un punto y concentrarse en este punto para no moverse.
Así que ¿a qué esperas? Reserva tus billetes ahora para hacer un viaje este año a ver The Pageant of the Masters y conocerlo de primera mano.
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